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Estafas en las compraventas online
Es de sobra conocido que el alma de la estafa es el engaño, es decir, cualquier argucia, trampa o artificio que se utiliza para inducir a error a otra persona (la víctima) y provocar en ella una deformidad de la realidad con la finalidad de enriquecerse a su costa. En definitiva, el delito de estafa supone la creación de una trama a espaldas del afectado para quitarle sus bienes.
Y, precisamente, como la estafa se construye sobre el engaño, no hay mejor mecanismo de defensa que conocer el ingenio criminal para detectar cuando podemos estar siendo guiados al interior de un plan delictivo para “sacarnos” el dinero, especialmente cuando los “chollos” o “premios” nos nublan los mecanismos de autoprotección.
Por eso hoy, con esta entrada, vamos a explicar una estafa que está adquiriendo relevante protagonismo en el ámbito de las compraventas online.
Para exponer esta nueva forma de estafa, por su sofisticación, partiremos del siguiente escenario:
Juan (la víctima) decide pone a la venta su ordenador portátil MacBook Pro por un precio de 1.200,00€.
Pedro (el estafador) al detectar que Juan está vendiendo un producto que es fácilmente vendible, decide contactar con Juan interesándose por el portátil.
Finalmente, tras los oportunos contactos, Juan y Pedro pactan que el portátil será pagado mediante transferencia bancaria y entregado en mano.
Pedro, a la hora de hacer el pago mediante transferencia bancaria, comunica a Juan que tiene dificultades para a hacer la transferencia, por lo que la hará desde dos o tres cuentas distintas.
Y aquí, precisamente, empieza lo sofisticado del caso:
Pedro simultáneamente a la compra de ese ordenador portátil, pone a la venta muchos productos que no existen en distintas páginas webs de compraventa (habitualmente móviles a buen precio: por ejemplo, iPhone 8 nuevo a 600€), para encontrar compradores de buena fe (víctimas) que “se los compren” (evidentemente, no existen los productos que vende).
Cuando Pedro consigue víctimas que compren esos productos, en vez de facilitar su número de cuenta corriente al que hacer el pago, facilita el de Juan.
Una vez los compradores de buena fe hacen las transferencias, Juan, efectivamente, ve que el pago de su portátil está hecho tal y como Pedro le dijo, esto es,mediante dos, tres (las que sean) transferencias desde cuentas distintas.
Como quiera que Juan consulta su cuenta corriente y tiene el dinero, queda con Pedro y le entrega su ordenador portátil.
Todo parece marchar bien para Juan, pero su sorpresa llega cuando empieza a recibir notificaciones desde distintos puntos de España para que comparezca ante los juzgados por ser investigado por varios delitos de estafa.Y esas notificaciones son, precisamente, notificaciones que vienen de las distintas denuncias interpuestas por las otras víctimas de Pedro que fueron a comprar los teléfonos (o lo que sea) de buena fe y pagaron en la cuenta corriente de Juan.
Tras esto, el panorama es el siguiente: Juan se encuentra investigado como autor de la clásica estafa de compraventa online (venta y pago sin existir producto) por las denuncias de los compradores de buena fe, cuando lo cierto es que todos ellos (Juan y los compradores de buena fe) han sido víctimas de Pedro que se halla completamente desaparecido.
¿Qué hacer ante una estafa?
Ante estos hechos, los compradores de buena fe deberán interponer la oportuna denuncia (ante la Policía, Ministerio Fiscal o Juzgado de Guardia) o querella (ante el Juzgado competente con firma de abogado y procurador) aportando toda la documentación que permita averiguar las circunstancias del delito, especialmente las transferencias bancarias o los registros de pagos pues, en los delitos económicos, la mejor estrategia es siempre seguir el rastro del dinero para hallar al beneficiario último. En todo caso, la diferencia práctica esencial entre denuncia y querella es que con la primera simplemente estamos comunicando a la autoridades un hecho criminal (declaración de conocimiento), mientras que, con la segunda, además de comunicar ese hecho, el querellante se constituye en parte actora del proceso penal (declaración de voluntad).
En cambio, la situación de Juan es sensiblemente distinta y más compleja, pues, a priori, se encontrará investigado por la estafa (aunque es víctima) teniendo que dar las oportunas explicaciones de lo sucedido (por tanto, tendrá que ir acompañado de abogado) en el Juzgado de Instrucción al que se la haya citado a declarar, y, por supuesto devolver el dinero, pues lo cierto es que el dinero ingresado en su cuenta corriente es de las otras víctimas.
Una vez aclarada su situación -o simultáneamente- deberá interponer la oportuna denuncia o querella (si no se deduce testimonio de su declaración al considerarse que es víctima). En cualquier caso, para logar un resultado satisfactorio será esencial aportar la totalidad de los datos obtenidos (emails, Whatsapps, etc.) durante la negociación para que con ayuda de la Policía Judicial pueda localizarse al autor y así exigirle la responsabilidad penal y civil derivada del delito cometido.
Si usted ha sido víctima de esta estafa quiere denunciar un fraude y está en una situación parecida a la de nuestro caso, contacte con nosotros, sabemos cómo ayudarle.