Las pulseras de protección a las víctimas de violencia machista: ¿dónde está la tecnología cuando la necesitamos?
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04/11/2019Hace pocos días conocimos a través de los medios de comunicación que otra mujer había sido asesinada presuntamente a manos de su expareja sobre la que pesaba una orden de alejamiento.
Ante este tipo de lamentables acontecimientos nos preguntamos ¿Podía haberse hecho algo más para proteger a esa mujer? ¿Está el Estado haciendo todo lo que está en su mano para proteger a las víctimas de violencia machista?
Dentro de las medidas de protección clásicas está la de prohibición de comunicarse el agresor con la víctima. Precisamente, para reforzar esta medida, la ley prevé que pueda acordarse el uso de instrumentos con la tecnología adecuada para verificar de inmediato su incumplimiento.
Concretamente en España contamos con un sistema de seguimiento por medios telemáticos de las medidas y penas de alejamiento en el ámbito de la violencia de género que son desarrolladas por el Centro de Control COMETA.
¿Cómo funciona el servicio del Sistema de Seguimiento y Control?
Este sistema se articula con la colaboración del inculpado y la mujer.
En el caso del primero lleva un transmisor de radiofrecuencia (RF) y una unidad 2track.
Por lo que respecta al transmisor es un brazalete pequeño que lleva el investigado y emite una señal de radiofrecuencia que es recibida por la unidad 2Track (que lleva la víctima como el inculpado) y que incorpora unos sensores que permiten evitar su manipulación o rotura o la pérdida de contacto con la piel.
En cuanto a la unidad 2track es un dispositivo de localización GPS que tiene las funciones un móvil además de la recepción de la señal de radiofrecuencia emitida por el transmisor.
En el caso de la mujer, lleva otra unidad 2track que incorpora una antena exterior de radiofrecuencia que permite detectar la señal de radiofrecuencia del transmisor del inculpado.
Es decir, el sistema de detección y control del seguimiento es doble: GSP y Radiofrecuencia.
¿Qué permite este sistema?
Al portar la víctima y el inculpado este sistema de localización y posicionamiento permite generar alarmas y alertad que detecta el sistema y que desemboca que las autoridades puedan socorrer o asistir a la mujer.
Entre esos avisos están:
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- El inculpado entra en la zona de exclusión fijada por la Autoridad judicial (por ejemplo, el domicilio de la víctima; colegio de los hijos, etc.).
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- El inculpado supera la distancia mínima de exclusión.
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- Activación del Botón del pánico por la mujer.
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- Manipulación de los dispositivos.
¿Qué sucede cuando se activa una alarma?
El Centro COMETA realiza las comunicaciones que se prevén en los Protocolos y que, en esencia, consiste en dar aviso a las Fuerzas y Cuerpos de la Seguridad del Estado para para que puedan personarse y auxiliar a la víctima.
Además, el Centro de Control se pone en contacto con la mujer para conocer su estado y localización y facilitarle las orientaciones adecuadas a su situación, sin perjuicio de las propias indicaciones policiales.
Hablemos de algunos datos:
Observamos como en 2018 únicamente tenemos activas 1.183 pulseras de control de seguimiento.
Si comparamos que desde el año 2009 hasta 2018 se han instalado en total 6.123 pulseras de control telemático; con el hecho de que en ese mismo periodo de tiempo se acordaron 235.480 órdenes de protección… se ve a simple vista que el sistema de control telemático es total y absolutamente residual.
Dicho de otro modo, desde 2009 a 2018 solamente 6.123 mujeres de 235.480 fueron protegidas con un sistema de control telemático.
La realidad es tozuda y estamos ante un sistema de protección desconocido y que, además, pese al despilfarro en otras muchas partidas, el Estado ha querido darle la espalda. Tanto es así que en 2018 tuvo que denunciarse que el presupuesto del Centro de Control Cometa era tan bajo que incluso quedó desierta la convocatoria para que alguna empresa quisiera hacerse cargo de su gestión (ElConfidencial: PSOE y UGT urgen cambios en condiciones del contrato de pulseras telemáticas).
Pese a todo, parece que recientemente se está tratando de impulsar este medio de refuerzo de protección de las mujeres por los que es imprescindible que éstas conozcan la existencia de este sistema porque deben solicitarse porque, como decimos, es un mecanismo olvidado por nuestros tribunales y que, por lo tanto, es la propia víctima la que deberá insistir en que quiere ser protegida con este tipo de sistema.
Desde luego que salvar una sola vida justifica invertir en una tecnología barata y que, de funcionar correctamente, podría garantizar una correcta protección de miles y miles de mujeres que la necesitan.
Hasta ahora los medios de control telemático son marginales y desconocidos, hagamos que en lo sucesivo sean una realidad para la correcta protección de las mujeres que sufren la lacra de la violencia machista.
No puede ser que una tecnología que está al alcance de todos, basta ver nuestros smartphones, no aplique con normalidad en una faceta tan importante para nuestra sociedad como es la protección de las mujeres.